El arte contemporáneo desde sus inicios ha estado rodeado de polémica, y ¿por qué no debería estarlo? Habla sobre temas incómodos, muchas veces censurados y aspectos importantes de la vida; también se inmiscuye en lo ridículo, lo divertido y lo superficial de una manera poco convencional desde el punto de vista artístico. Pareciera que el arte contemporáneo lo puede ser todo, y la verdad es que así es. José Jimenez dijo “el arte es todo lo que los hombres llaman arte”. En esencia, es pensamiento llevado al terreno físico por medio de diversas técnicas que van desde lo efímero hasta lo digital; Estas premisas revelan todo lo que se quiere saber sobre el arte contemporáneo. O al menos refleja todo lo que a un restaurador le puede interesar sobre el arte actual para su conservación.
De acuerdo con Cesare Brandi, la tarea principal de un restaurador es reconocer los aspectos físicos y esenciales de una obra, comprender su técnica de factura y materiales constitutivos a fin de idear la mejor manera de preservarlo. La restauración de una obra de arte debe ir en función de la misma, es ésta quien condiciona los procesos de restauración que se llevan a cabo y no al revés. Al contemplar el arte contemporáneo hay que tomar en cuenta que este puede estar hecho de absolutamente cualquier cosa. En el arte clásico se siguen ciertas reglas determinadas, por lo que se puede esperar encontrar casi siempre los mismos materiales. En el arte contemporáneo no existen reglas, el artista emplea los recursos que mejor le convengan para llevar a cabo la idea que tiene en mente. Esto significa que no siempre serán los materiales más convencionales o ideales en términos de conservación.
Al aproximarse a una obra de arte contemporáneo, el restaurador debe estar preparado para lo inesperado y proceder con mucha cautela. Investigar al artista y la manera en como trabaja en su obra es muy recomendable e incluso necesario. Esto puede arrojar mucha información sobre lo que puedes encontrar y esperar. Sin embargo, en una feria de arte contemporáneo todo se complica. Hay una gran cantidad y variedad de obras que si bien se exponen bajo un esquema específico, las condiciones medioambientales y el contexto no siempre es el ideal para cada una de las obras. Hay que hacer énfasis en que el objetivo principal de la feria es la venta y no la exposición, por lo que las condiciones no serán igual de óptimas que en un museo. Existen diversos factores de riesgo que pueden provocar accidentes o generar daños en las obras expuestas. Siendo los principales: la gran afluencia de gente, humedad y temperatura establecida a estándares de comodidad humana, espacios y elementos de exposición temporales y estandarizados. Si no se tienen del todo presentes, estos factores pueden generar varios problemas en las obras, por lo que los restauradores pueden esperar encontrar los siguientes daños: golpes, desprendimientos, roturas, desgarros, manchas y deformaciones.
Por último, habiendo establecido las bases del arte contemporáneo y los principales problemas que puedes encontrar en una feria de arte contemporáneo, hay que recordar que los tiempos de trabajo también se modifican en este contexto. Si bien en un taller de restauración o en un museo se dispone de mucho tiempo para investigar, hacer pruebas e intervenir una pieza, en una feria de este tipo el tiempo es mucho más apremiante. Las obras ahí expuestas están a la venta, por lo que una pieza en un estado de conservación alejado del ideal no puede ser comercializada. El restaurador que decida laborar en este contexto debe estar consciente de que deberá tomar decisiones importantes que afectarán el futuro de una obra de arte y procederá en un tiempo mucho más rápido de lo que está acostumbrado.
Brandi, C. (2005). Theory of Restoration, Istituto Centrale per il Restauro.
Jiménez, J. (2002). Teoría del arte, Tecnos.